viernes, 13 de julio de 2012

Andrea Doria Fabra

Andreíta, cómete... tus palabras

(c) www.actualnoticias.com.
La composición by Quato (libre)
El pasado 11 de julio la lucha, metafóricamente hablando, se desarrollaba en la calle; mientras los sindicatos y gente corriente apoyaban a los mineros en la manifestación de la mañana, en el Congreso, se iban desgranando una a una las injustas medidas del Gobierno para la consecución de su modelo ideológico.
Lo peor estaba por ocurrir, Andrea Fabra, cúspide de la falta de respeto de la bancada popular en el Congreso, bulle en su asiento, nerviosa, aplaudiendo, afirmando con la cabeza, mascullando frases hasta que suelta un ¡qué se jodan! Que la salva, a todas luces, de sufrir un aneurisma.
Un ‘qué se jodan’, que no deja de sonar en mi cabeza a odio, que me huele a bilis y a ‘retestinao’, que huele a vendetta, a la España negra y profunda, que trae sabor a Puerto Hurraco, a camisa parda...
¿A quién odia? Puede ser que a los parados, en ese momento Rajoy hacía mención del hachazo a su prestación; pero me da en la nariz que a esta señora no le interesan lo más mínimo. Tal vez a los socialistas, a los de izquierda plural... A lo mejor este ‘que te jodan’ va dirigido desde donde salió, de sus entrañas, a alguien que la hizo daño, o a su marido (no, esto no es posible, quien le hizo daño a su marido es lideresa en su partido y no se muerde la mano que te da de comer), puede que haya sido por papá. A papá sí le han hecho daño los… ¿cómo dice Calatrava? ¿Comunistas? Si, debe estar muy dolida por las ‘maniobras comunistas’ contra su padre, su marido, ella o su partido. Todo es posible, todo se puede esperar de alguien que fue elegido para representar a ciudadanos de España y se comporta de esta manera en el Congreso de los Diputados. De esta imagen a lanzarse sillas, zapatos, puñetazos e insultos hay una línea muy tenue.
La verdad es que me da lo mismo a quien fuera dirigida su ya excelsa y famosa frase, es simplemente inadmisible que una persona que representa la soberanía popular se comporte de manera tan barriobajera y tan falta de respeto por su contrincante. Indignada, tras preparar en 24 horas su defensa, lanza un ‘yo no he pegado al perro, sólo a mi hijo’; que grandeza, que donosura, que educación. Igualito que Elena Valenciano, que tras conocer las dolosas circunstancias de Ribbery admite el error, no escurre el bulto; sino que acoquina con la responsabilidad de sus actos y pide disculpas hasta en francés.
No, ella le echa la culpa a los demás, porque protestaban, se echaban las manos a la cabeza, o decían un NO ante tamaña salvajada y atraco a millones de ciudadanos. Y como si los aplausos de los populares para contrarrestar las protestas no fueran suficientes ella remarcó su compromiso con el Gobierno con un sonoro ‘que se jodan’.
Me inspira a pensar en el Andrea Doria y el suceso que le llevó al fondo de la mar océana. El Andrea Doria, otro titán del mar, considerado como el Titanic un barco insumergible; pero que tenía ciertos defectos que a la postre le llevaron a pique tras una serie de errores. El primero de ellos la decisión de maniobrar de forma incorrecta, como un ‘que se jodan’ cualquiera que supera el hecho bochornoso de aplaudir la masacre ciudadana; el segundo olvidarse, tras apagar la bocina de niebla, volverla a conectar, esto cuadra con olvidarse de quién es y dónde se encuentra (cámaras, periodistas, micrófonos, políticos que no son afines); y, por último, el ya mencionado diseño, esa falta de educación en el respeto al otro, que debía ser madre patria del político.
Y así, a 90 metros bajo la superficie del mar, en un lecho de fina arena queremos ver la carrera como diputada del Congreso. Por esta razón es por lo que más de 60.000 personas a la una de la mañana habían pedido su dimisión a través de Change.org. Por cierto, para los ‘aguirristas’ que se agarran al aforo del Santiago Bernabeú como un clavo ardiendo, el número de votos conseguidos por el partido popular en Castellón fue de 156.544, que dividido por tres diputados de este partido hacen que cada escaño, o sea, el de Andrea Fabra haya costado 52.181 votos (siendo muy simplista). Compárese con las firmas y esperemos tan sólo una semana, veremos cómo esa cifra de votos que la auparon al asiento se hace insignificante.
Esta clase de políticos no nos representa ni nos puede representar.

P.D.: Otro recuerdo que me viene a la cabeza es el de la película del Príncipe de Zamunda, cuando Eddie Murphy sale al balcón y vocea contento de estar donde está, y alguien le grita: "¡Qué te jodan!"... y él contesta: ¡Que te jodan a tí tambien!
Pues eso.

A las 16:50 horas del viernes 13 de julio han firmado pidiendo su dimisión: 80.008 (capicúa, debe ser una señal).
14 de julio, a las 15:00 horas el número de firmas es de: 137.610.

La prueba del delito:

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